San Agustín, el hombre que descargo a Dios de los males del mundo

¿Es Dios el responsable de mis buenos actos?, ¿Es el Diablo el culpable de mis pecados?, fue San Agustín quien aclaro estas incógnitas en su libro Sobre el libre albedrio.

Un mundo maniqueísta

Desde los inicios de la religión cristiana hasta nuestros días el ser humano cree en la existencia de 2 fuerzas que gobiernan el universo, el bien y el mal, es así que Manes en el siglo III hace una síntesis no muy exacta y muy conveniente de como funciona el universo en todos los sistemas religiosos. Inclusive el bueno de San Agustín que se encontraba tan tranquilo en Hipona (Argelia) era uno de los mas fervientes seguidores del persa Manes, tanto así que le llamaban el apostol del error maniqueo todo esto antes de convertirse al cristianismo.

El maniqueísmo causo mucho daño ya que si todo el mal es imputable al Dios malo (diablo) el hombre puede cometer las peores acciones sin ser responsable ante el Dios bueno.

Libre albedrío

Para San Agustín Dios no es la causa del mal, sino los hombres los cuales son seres racionales y con libre albedrío, los cuales son capaces de elegir entre el bien y el mal todo esto lo plasmaría en su libro Sobre el libre albedrío (año 395), es así que San Agustín descargaría de Dios todos los males del mundo. Esta misma idea sería llevada al extremo en el siglo XVI por los calvinistas y protestantes con la predestinacion, la que dice que no importa lo que hagamos, estaremos destinados a hacer el bien o mal inevitablemente (lo que nuevamente nos lleva al maniqueísmo).

Es la idea agustiniana Ama, y haz lo que quieras la que dicta que son las intensiones las que determinan la bondad o maldad de los actos, y no los actos en sí.